sábado, 26 de enero de 2013

Hablar del tema

Ser suicida y dejarlo requiere mucha disciplina. Como dejar de fumar. Cuando estás triste y un par de inconvenientes te recuerdan lo mal que va tu vida, piensas en suicidarte. Claro, hoy día esto es lo que ocurre normalmente. Así que imagino que es fácil ser suicida y que no se te pase. La suerte brilla para pocos últimamente. Y sí, la situación económica influye mucho en esto. Pero aún hay más. ¿Qué pasa si estás en una situación razonablemente buena y aún así piensas en el suicidio? Y bueno, estando en una situación mala, también.

Probablemente no puedas hablarlo, o no te tomarán en serio. Simplemente no podrás compartirlo. Eso es lo que requiere más disciplina: comérselo. En este tema más que en ningún otro existe un estigma exagerado. El sujeto suicida, a no ser que tenga aspiraciones artísticas, no podrá hablar de su problema con el entorno que le rodea. Durante este año en el que mis ideas suicidas han sido más fuertes que nunca nadie me ha preguntado nada sobre el asunto, aunque tuve algo parecido a una tentativa y comunicaba mis intenciones frecuentemente. 

Si alguien tiene anginas habla de sus dolores sin problemas. Si tiene una fiebre alta de los síntomas de esa fiebre. Si se es suicida se está solo: solo hace falta que lo digas un par de veces para convertirte en un apestado. Nadie te pregunta qué tal estás, ni quiere hablar sobre el tema. Y creo que no tiene nada que ver con ese mito de que hablando con el suicida sobre el suicidio se le está alentando a ello. Más bien al revés.

Hoy he vuelto a tener muchas ganas de hacerlo. De hecho aún las tengo. He estado con la familia y mis treinta años fracasados, frente a sus familias ya medio construidas, me hacen pasarlo fatal. El horizonte que tengo no es fácil. Me voy fuera a intentar buscar trabajo y aprender el idioma. Todo el mundo opina que me vendrá bien. Y es que aquí nadie me llama, e incluso me vuelven la cara cuando me conocen.



Ahora mismo estoy viendo un número antiguo del programa Redes sobre el suicidio. Hicieron uno hace menos tiempo y hay algún dato que no encaja, como que la especie humana es la única que se suicida. En cualquier caso sigue siendo un recurso interesante sobre el tema. Abundan precisamente en la estigmatización del suicidio y su familia. Lo que se convierte también en que sea un tabú, añado yo. Con lo que el suicida está solo frente al problema, a no ser que sea capaz de costearse un psiquiatra o un psicólogo con frecuencia. Los últimos casos con eco en los medios no cuadran con una situación económica lo suficientemente buena como para eso.

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